Si París es la ciudad del amor, Roma la de la vida y Nueva York la del arte, Londres es, sin ninguna duda, una combinación de todas ellas. Será tal vez por ese aire “british”, con cupcakes y cientos de tipos de té incluidos, por lo que viajar a esa maravillosa ciudad siempre te hace sonreir. Nunca conoceremos en profundidad la inmensidad de tiendas, calles, restaurantes y pequeños parques que ella abarca.
En mi tercer viaje a la capital inglesa, decidí viajar para perderme. Aunque como visita obligada hay que pasar por el Hyde Park montando en bici, contar chistes a la guardia del Buckingham Palace y admirar el gran reloj que cuida día y noche la ciudad; caminar por Notthing Hill y acabar en nuevas tiendas Vintage, conocer nuevo arte y nueva comida hacen aún más perfecta la estancia.
Con cámara en mano y el mejor abrigo que tenía, pateé al máximo, acompañada de mis queridas Doc Martens, el nuevo y viejo Londres.
Lo que quiero hacer con este tipo de entradas que he titulado “travel me” es hacer la pequeña guía que todos buscamos cuando queremos un viaje distinto. Son sitios, lugares dónde cenar una noche, o algo especial que merece la pena conocer.
Si es vuestra primera vez en la ciudad, probablemente lo más correcto será que os hagáis con una buena guía de viajes, pero si queréis un plan alternativo seguir leyendo:
-Un museo: como fan del arte moderno que me declaro, el Tate Modern es un espacio para echar una buena mañana. El museo está dividido en tres plantas, y, a parte de ser gratuito, las exposiciones de las salas van cambiando cada poco tiempo, de forma que puedes ir tantas veces como quieras, que seguro que no vas a ver la misma exposición.
-Un dulce: Las cupcakes son mi perdición. Tras numerosos intentos por hacerlas en casa, he de reconocer, que no he conocido ninguna como las del upper east side de Nueva York. Pero estas de Londres no están nada pero que nada mal. La que más me gustó fue Primrose bakery, en covent graden, a parte de la decoración y el ambiente del sitio, había tantos tipos de cupcakes que uno podía perderse.
-Un restaurante: Como ya me habían recomendado, ping pong me encantó. La comida asiática es mi perdición y la comida allí estaba deliciosa. Además de restaurante, después de cenar el restaurante se transforma en un bar de cócteles: ¡ideal para empezar la noche!
-Un lugar especial: Si os gusta visitar iglesias y la música clásica, os sorprendería la cantidad de conciertos que se celebran dentro de los centros religiosos. Caminando por Covent Garden después de comer, no hay nada mejor que un pequeño descanso de la mano de Brahms y un piano.
-Una tienda: Lo siento pero aquí no voy a ser original. Claro que he visitado tiendas, unas cuantas en total. Pero me sigo quedando con las vintage de Bricklane, y no podría recomendados una única. Tenéis que visitar la calle y encontrar ese "millón de cosas".
-Una compra: No podéis iros de Londres sin una caja con, al menos, los 4 o 5 tipos de tés de la ciudad. En la misma Oxford Street podéis encontrar un par de tiendas especializadas en té , en las que podéis encontrar cajas pequeñas con 5 bolsitas de cada tipo de té a buen precio.
Si además de elegir ir a la ciudad, lo hacéis en épocas como Navidad o Halloween, el ambiente da vida propia al viaje. Yo elegí el destino precisamente por eso, y por mis largos paseos no faltaban adornos, gente disfrazada, telarañas en los locales y pumkins por todos lados… tanto que ¡hasta yo me disfracé de una!
Y aquí concluyo mi breve historia de un simple viaje a Londres, ¡espero que os haya gustado este tipo de entrada nueva! espero vuestras opiniones :)
¡¡¡un beso!!!